lunes, 25 de noviembre de 2013

¿Quién no puede parar la pelota?

Si hay algo que noté este año en los distintos procesos de orientación y reorientación vocacional o profesional que acompañé es el poder que se adquiere con el simple (¡pero nada fácil!) hecho de parar la pelota para hacerse de un tiempo físico y mental para "pensar-se".

Fueron muchos los que llegaron de la compañía de sus padres o por motu proprio asegurando "no tener ni idea" de lo que quieren hacer (o ser) o estar "totalmente desorientados". Sin embargo, bastó con poner un día y horario a la semana para que esa "seguridad de no saber" comenzara a diluirse y a transformarse en un "empezar a saber" acerca de si mismo. En los tiempos que corren (o "lo que nos corre el tiempo", más bien) no hay tiempo para nada más que para hacer. Pero afortunadamente, desde hace otro tanto que comenzaron a surgir propuestas alternativas a este estado, que invitan a hacer un poco de introspección.

Responder a la demanda de "orientación" sin escuchar realmente lo que está sucediendo es simplemente ofrecer un servicio al mejor estilo "llame ya", sin respetar la subjetividad del que consulta y anulando toda posibilidad de reflexión y autoconocimiento. Me refiero con esto a responder al modo de "vení que yo te digo lo que te pasa, quién sos, a qué te tenés que dedicar y qué te haría bien para tus tiempos libres" (y agregaría "que vos no tenés idea" o "que yo tengo la papa"). En cambio, escuchar significa reconocer al otro en tanto lo que es, una persona. Y, en tanto el otro es, entonces podemos descontar que puede pensar, sentir, conocer y conocerse, aprender, dilucidar, concluir, imaginar, jugar, saber sobre sí, historizar-se, investigar... entre otras tantas habilidades o herramientas cognitivas.

Al darse un tiempo físico y mental para trabajar sobre uno mismo, al "procesar" lo que nos sucede en el contexto que nos sucede, la respuesta no es más que una resultante, una conclusión, un desenlace de lo trabajado y procesado. No hay nada que mirar en la "bola (pelota) mágica". No hay ninguna respuesta que esperar para el final. La pelota está para jugarla (la cancha, en este caso, es el consultorio). Y nada mejor que una decisión tomada por uno mismo. Eso es lo que permite apropiarse de las elecciones.

No hay comentarios: